El Sábado es mucho más que un día de descanso. Es un regalo divino que nos conecta con nuestro Creador, nos brinda restauración física y espiritual, y nos recuerda que no somos esclavos del trabajo ni de las preocupaciones cotidianas. Estudiaremos desde las Escrituras para entender el origen, propósito y actualidad del Sábado, tal como Dios lo pensó desde el principio.
Éxodo 20:8
«Acuérdate del día de reposo para santificarlo.»
1. El origen del Sábado
Génesis 2:2-3 «Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda su obra que había hecho en la creación.»
El Sábado fue instituido por Dios mismo en la semana de la creación. Fue el primer día separado y bendecido para un propósito sagrado. No fue dado sólo para los judíos, sino para toda la humanidad. Es un recordatorio semanal de que Dios es el Creador y que nuestra vida depende de Él.
Jesús dijo: «El Sábado fue hecho por causa del hombre» Marcos 2:27 , lo cual muestra su carácter universal y su intención benevolente desde el principio.
Este día conmemora el fin de la obra creadora, y al bendecirlo, Dios infundió en él un propósito único: el de descansar y relacionarse con Él. La palabra «reposó» en hebreo es «shabat», que significa cesar, dejar de trabajar. Es decir, Dios no se cansó, sino que cesó su actividad creadora para que el hombre, hecho a Su imagen, aprendiera también a detenerse, a contemplar y a conectar con su origen.
2. El Sábado en los Diez Mandamientos
Éxodo 20:8-11
«Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna… porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra… y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.»
Cuando Dios entregó Su ley en el Sinaí, grabada en piedra, dejó claro que el Sábado era parte del pacto eterno con Su pueblo. El cuarto mandamiento no solo establece un descanso físico, sino una experiencia espiritual. Es el único mandamiento que une el pasado (la creación), el presente (la obediencia) y el futuro (la redención).
El mandamiento comienza con «Acuérdate», lo que implica que el Sábado ya existía y que debía ser traído a la memoria. Dios lo anticipó como un mandamiento que sería olvidado o descuidado.
Además, el mandamiento otorga dignidad a todos: hombres, mujeres, hijos, siervos, extranjeros e incluso a los animales. Nadie debía ser excluido del descanso sabático. Es una declaración de igualdad y libertad. El mandamiento no solo ordena descansar, sino que también dirige la mirada al Creador. Al guardar el Sábado, reconocemos a Dios como el Dueño del tiempo y de nuestras vidas.
En pasajes como Deuteronomio 5:12-15 , se repite el mandamiento pero con énfasis en la liberación de la esclavitud en Egipto, mostrando así que el Sábado también conmemora la redención. En Nehemías 9:13-14 se recuerda cómo Dios dio a conocer su santo día por escrito desde el Sinaí. Y en Éxodo 31:16-17 se declara que el Sábado es una señal perpetua entre Dios y su pueblo.

3. Jesús y el Sábado
Lucas 4:16
«Y vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.»
Durante Su ministerio, Jesús no solo observó el Sábado sino que lo llenó de significado. Los judíos habían pervertido la ley moral de Dios, añadiendo pesadas cargas al pueblo, convirtiendo el Sábado en un día de reglas estrictas y temor. Jesús vino a aclarar su verdadero significado: un día para el bien, para el alivio y para la comunión con Dios.
Jesús realizó muchos milagros en sábado, no para provocar controversia, sino para mostrar que este día está hecho para hacer el bien, aliviar el sufrimiento y restaurar la dignidad humana. Sus sanidades en sábado enseñaban que la misericordia está por encima de las reglas humanas impuestas al mandamiento.
- Marcos 3:4 «Y les decía: Es lícito en los días de reposo hacer el bien, o hacer el mal; salvar la vida, o quitarla.»
- Juan 5:8-9 «Y Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado… y era día de reposo aquel día.»
- Lucas 13:15-16 «Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?
- Marcos 2:23-27 «Pasando Jesús por unos sembrados en sábado, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas… Y les decía: El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.»
Cuando los fariseos lo acusaron de violar el día santo, Él respondió: «El Hijo del Hombre es Señor aun del Sábado» Mateo 12:8 . Con estas palabras, no anuló el Sábado, sino que reafirmó su lugar en el plan divino y estableció Su autoridad sobre él. Lejos de desecharlo, Jesús restauró su verdadero propósito: ser un día sagrado de encuentro con Dios, un tiempo para el alivio del sufrimiento, el gozo en la adoración y la libertad espiritual. Nunca enseñó que el Sábado perdería vigencia; al contrario, lo vivió y lo enseñó como un principio eterno de comunión con el Creador.

4. El Sábado como señal de santificación
Ezequiel 20:12
«Les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.»
El Sábado no solo recuerda la creación, sino también la redención. En el Sábado encontramos una señal divina de que somos apartados para un propósito santo. Es un testimonio visible y semanal de que Dios está obrando en nuestra vida para transformarnos, para hacernos más semejantes a Él.
En Ezequiel 20:20 , Dios repite esta idea diciendo: «Y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.» El Sábado es, entonces, un vínculo de identidad espiritual. Nos recuerda a quién pertenecemos, quién es nuestro Redentor y quién nos guía por el camino de la santificación.
Así como el anillo es una señal de un pacto matrimonial, el Sábado lo es de nuestro pacto con Dios. Al honrar este día, reafirmamos que estamos comprometidos con Él, que aceptamos Su gracia y que caminamos conforme a Sus caminos. No es una obra para ganarse el favor de Dios o la salvación, sino una respuesta de amor y fidelidad a Aquel que nos salvó.

5. El Sábado en el Nuevo Testamento. ¿Guardó la iglesia cristiana primitiva el Domingo?
El Nuevo Testamento confirma la continuidad del Sábado como día de reposo y adoración entre los primeros cristianos. No existe en todo el Nuevo Testamento evidencia de que el día de reposo fue cambiado por Jesús o por los apóstoles.
- Hechos 16:13 «Y el día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.»
- Hechos 17:2-3 «Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras…»
- Hechos 18:4 «Cada día de reposo discutía en la sinagoga, y persuadía a judíos y a griegos.»
Incluso entre los gentiles convertidos, se observa que el sábado seguía siendo observado como día especial para escuchar la Palabra de Dios:
Hechos 13:44 «El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.»
Este video del canal Profeteia analiza muy bien los argumentos bíblicos sobre si el Sábado se guardó en la iglesia cristiana primitiva:
¿Cuándo y por qué se cambió el día de Reposo del sábado al domingo?
El sábado ha sido el día de reposo establecido por Dios desde la Creación, pero hoy la mayoría de los cristianos guardan el domingo. ¿Por qué ocurrió este cambio? ¿Cual es el origen del cambio del sábado al domingo?

6. El Sábado en la eternidad
Isaías 66:23
«Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.»
El Sábado trasciende el tiempo. Su origen se encuentra en el Edén, y su propósito se extiende hasta la eternidad. La profecía de Isaías nos muestra una imagen gloriosa del futuro: todos los redimidos, de generación en generación, adorando a Dios en el día que Él apartó desde el principio.
Esto demuestra que el Sábado no fue una institución temporal, limitada a un pueblo o una época. Al contrario, es parte del diseño eterno de Dios para mantener viva la relación con Su creación.
En Apocalipsis 14:7 se nos llama a «adorar a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas», una clara alusión al lenguaje del cuarto mandamiento. En el conflicto final, la verdadera adoración será una señal distintiva entre los fieles a Dios y los que siguen el sistema del mundo. El Sábado será parte visible de esa fidelidad.
Por tanto, el Sábado no termina en esta vida. Es un anticipo del descanso celestial, una sombra del reposo eterno prometido a los hijos de Dios Hebreos 4:9-11 . Cada Sábado es una oportunidad para ensayar la adoración que experimentaremos por siempre en la presencia del Señor. Esto demuestra que el Sábado tiene un valor eterno y que su observancia es parte del diseño perfecto de Dios para la humanidad.
El Sábado es una bendición semanal que Dios ha reservado para ti. Es un día de libertad, de descanso, de adoración y de comunión. No es una carga, sino una alegría. Al abrazar este mandamiento con fe y amor, experimentarás una renovación total que transformará tu semana… y tu vida. Dios te está invitando hoy a recordar el Sábado, a santificarlo y a vivirlo como un deleite. Acepta Su invitación. Descansa en Su presencia. Celebra Su creación. Disfruta de Su redención.
¿Quieres hacer del Sábado una cita semanal con tu Creador y experimentar el descanso que solo Él puede darte?

¿Cómo guardar el Sábado?